EL ESCRITOR DE PALABRAS CON ECO.            ANATOMÍA DE LA INSOLENCIA 

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EL ESCRITOR DE PALABRAS CON ECO.

Sobre mi:

Jorge Emilio Rios.

El escritor de palabras con eco

Buenos Aires, Argentina — España

Desde 2005, cuando mis primeras historias vieron la luz, descubrí que la palabra no solo nombra: también abraza, rasga, ilumina y rescata. Nací en Buenos Aires, ciudad de esquinas infinitas y silencios que laten, y hace ya 20 años que España se volvió mi otra casa, el lugar donde mis relatos encontraron nuevos paisajes para crecer.

Mi escritura se mueve entre la poesía, los cuentos y los relatos breves; ese territorio donde una emoción puede convertirse en imagen, y una imagen, en un viaje. Escribo porque las palabras tienen memoria, porque esconden música, porque a veces dicen lo que uno no se anima.

A continuación, uno de mis escritos más íntimas:

Habitación Nº 22

A Jorge Emilio Ríos — El escritor de palabras con eco

Lloviznó toda mi infancia,

aún lo recuerdo.

En un cuarto de cerrazón,

pintado a cal

y de esperanzas quiméricas,

las señoras —dueñas de otras familias—

me daban un poquito de madre

por las tardes,

entre los alambres donde la ropa

respiraba su cansancio.

Y unos simples arrumacos

me hacían rey del patio.

Aquel cuarto sin ventanas,

donde el suelo de madera

lloraba viejos recuerdos

de cien desdichados,

otros que antes de mí

pisaron sus listones gastados

y chirriantes.

Aún recuerdo

cómo aplacaba el frío del invierno

entrelazado a los brazos de mi padre,

dos mantas remendadas —propiedad del casero—

y yo contando las goteras del techo

mientras sonaba la sinfonía de la pobreza:

gota a gota,

los cacharros dispuestos

retumbaban como lágrimas desbordadas

que se aferraban a lo tolerado.

Andábamos descalzos,

remangados los pantalones;

los zapatos, refugiados

en lo alto del ropero.

Por las mañanas,

atravesaban las altas persianas

y las grises cortinas

—que alguna vez vistieran blancas—

los rayos de un sol tenue,

casi tímido y vergonzoso.

Y en las sombras del húmedo patio

se dibujaba el día

entre charcos de agua

y baldosas rasgadas por los andares.

Encendía mi padre una vela

a un santo ciego y sordo,

mientras sus rezos

no dejaban que se apagara la fe:

fe de pobre,

fe de obrero,

fe de hombre.

Simplemente fe.

Yo tuve la dicha

de un abrigo de brazos nobles,

de padre hombre,

de hombre padre,

mientras lloviznaba mi infancia.

Un día,

salió el sol pleno.

Y ya mi padre

había expirado.

07 de abril de 2016

Jorge Emilio Ríos Z.

El escritor de palabras con eco

P/D

Habitación Nº 22 es un homenaje

a toda esa gente que vivió, vive o vivirá

bajo la atenta mirada del casero,

quien vive a costa de la urgencia ajena

y nada da a cambio.




SÍGUEME LEYENDO.   (Mis comienzos imprudentes,                   y él deseo de querer ser, lo que hoy, sigo intentando.) 

El escritor de palabras con eco.

Nota del autor


Eviten la tentación de pensar que existe un criterio verdaderamente objetivo. Si algo comparten estos poemas míos con tantos otros, es que a todos les he puesto un sentimiento personal y los he recitado al menos una vez, tratando de comprender su esencia desde dentro. Todos han encontrado una forma pública, ya sea en papel o en internet.


Los poetas trabajamos desde los márgenes de lo dominante, intentando abrir pequeñas brechas por donde se cuele otra manera de mirar la cultura. Esta antología, de textura sencilla e incluso ingenua, la considero una poesía viajante: escrita en España por un extranjero que reside en el país y que, a su modo, intenta acercarse a los poetas absolutos, vengan de América Latina o de aquí mismo.


Celebro el cruce de estilos: desde líneas claras hasta interpretaciones singulares; desde ecos postvanguardistas hasta una poesía culta, urbana, bloguera o simplemente inclasificable. Si hoy hay alguna certeza —y ya es mucho decir— es la heterogeneidad: conviven tradiciones muy distintas, opciones creativas tremendamente alejadas y voces que no se parecerían entre sí ni por casualidad. No están todas, claro, pero las presentes son de lo más sugerentes.


La poesía es un mar revuelto, sí, pero también está lleno de nuevas corrientes. Esta antología es apenas una aproximación respetuosa a su oleaje… y, con suerte, una invitación a dejarse mojar un poco.


El escritor de palabras con eco
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